14 agosto 2005

Yoga


El Yoga, considerado como el proceso que conduce a la realización individual del Nirvana -reposo o liberación- por medio de la unión divina, se compone de ocho etapas distintas, en las que se procede desde el interior al exterior .

La primera de ellas- Yama o "esfuerzo" para dominarse- corresponde al desbastamiento de la piedra bruta del Aprendiz. El iniciado o discípulo debe adquirir, como cualidades fundamentales, la inocencia o abstención de todo lo que pueda hacer sufrir a un ser viviente, la veracidad, la rectitud, la castidad y el desapego.

La segunda de ellas - Niyama - es el complemento de la precedente, pudiéndose comparar con la alisadura de la piedra simbólica de la personalidad. Comprende las prácticas de purificación exterior e interior, la caridad, el contentamiento, el estudio de las escrituras y la devoción.

En la tercera etapa - Asana o asiento - se trata de conseguir una postura de inmovilidad absoluta, en la cual puedan efectuarse después las prácticas fisiológicas y filosóficas contempladas en las etapas siguientes. Puede compararse esta etapa con el grado de Maestro, por ser el ejercicio de asana una practica deliberada de muerte simbólica, para la consecución de la regeneración individual.

De ésta se trata en la cuarta etapa, por lo que se refiere a su base fisiológica, por medio de Pranayama- el dominio, extensión y suspensión del aliento, - siendo éste el camino para dominar y dirigir todas las funciones y poderes latentes del organismo, hasta suspender por completo toda actividad vital.

En la quinta etapa - Pratyahara, o sea introspección - se trata de dirigir al interior la atención de la mente, sustrayéndola al dominio de los sentidos y de las imágenes exteriores.
En la sexta -Dharana o "fijación" - se aprende la práctica de la concentración sobre una idea u objeto determinado, llegando a penetrarlo y conocerlo en su esencia real más allá de su apariencia. Es la condición de videncia que Balzac llamó "specialité" (del latín spicere "ver") .

La séptima etapa -llamada Dhyana o "contemplación" - constituye un estado más adelantado que se desarrolla naturalmente del precedente, abriéndose la mente al flujo de la Inspiración Divina, mientras contempla la gloria y recibe la gracia de Dios.

En la última etapa - Samadhi o "identificación" - se compenetra el Yogi en su propia conciencia individual con la Conciencia y el Ser Universal, y cesa por completo la ilusión de separatividad o distinción, consiguiéndose la extinción del Karma y la completa Liberación.
Eli

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