22 agosto 2006

Visión Síquica

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La conciencia del hombre, por medio de la cuál él conoce cualquier cosa, es lo que cómodamente llamamos psíquica porque sabemos que es un atributo esencial del alma. En los procesos puramente químicos del cuerpo del hombre, como en las actividades naturales de las mismas células, hay una clase de conciencia relacionada, aunque no es una verdadera parte de ella, con la conciencia superior que llamamos psíquica, o sea la parte del alma del hombre.

El propósito de ésta sublime conciencia psíquica es hacer que el hombre sea un ser capaz de saber y conocer. Sin ella, podríamos vivir y pasar por todas las etapas del desarrollo, del crecimiento y de la reproducción, como lo hacen los árboles y las flores, con un mínimo conocimiento de su existencia.

Por lo tanto, la visión, la audición o el tacto, como formas categóricas de impresión y de comprensión, son esencialmente funciones de la conciencia psíquica. Creer que el órgano de la visión física, el ojo, es la verdadera facultad de ver, es atribuir indebida importancia a una fase incidental de cierta clase de impresiones. Con esa misma manera de razonar, debería atribuirse mayor importancia a las ondas intangibles de vibraciones que viajan desde los objetos materiales hacia la lente del ojo, o los impulsos de ondas semejantes que pasan desde la retina del ojo hacia el área correspondiente del cerebro, para ser traducidas en impulsos psíquicos para la conciencia psíquica.

Las Facultades Psíquicas necesitan Ejercicio

Tenemos Pruebas de que la consciencia psíquica puede ver independientemente del ojo físico, no solamente por las demostraciones de las visiones durante los sueños, sino también por aquellos acontecimientos más raros del estado de vigilia, en que tenemos una visión momentánea de personas, sitios y cosas que no están dentro del campo óptico del ojo.

El desarrollo de esta facultad natural y normal de ver psíquicamente se nos hace más comprensiva y razonablemente sencilla cuando nos damos cuenta de que su ausencia en nuestro caso individual se debe a descuido, a negación y a falta de desarrollo de ella como facultad.

Si uno se encerrara en un cuarto a prueba de ruidos durante un período que comenzara al principio de la infancia y durara hasta que somos adultos, veríamos que la facultad de la audición física estaría limitada y falta de desarrollo. La falta de uso de cualquier facultad o función del cuerpo, o del yo interior, disminuye su utilidad y eficacia. Lo contrario es también verdadero, a la vez que lógico.

¿Cuáles serán, entonces, los medios para desarrollar el sentido psíquico de la visión? Ante todo, eliminando de nuestra mente y de nuestra conducta en la vida la falsa convicción y los hábitos establecidos de atenernos únicamente a nuestros ojos físicos. Esto solamente, una vez que se haya realizado, suprimirá el gran obstáculo que impide la verdadera visión psíquica.

El segundo paso es fortalecer y estimular la facultad psíquica. Con una nueva comprensión de la visión, y con la supresión del obstáculo, no habría razón física o mental para dudar al adoptar cualquier medio de desarrollo de una facultad descuidad y despreciada.

Eli

09 agosto 2006

Meditación y Respiración


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Para la mayoría de las tradiciones espirituales, así como también para la visión del mundo de la teoría de sistemas, es básico el reconocer que no somos entes separados, aislados, sino partes integrales y orgánicas de la vasta red de la vida. Como tales, somos como neuronas en una red neuronal, a través del cual fluyen corrientes de consciencia de lo que nos ocurre, en cuanto a especie y en cuanto a planeta. En ese sentido, el dolor que sentimos por nuestro mundo es un testimonio vivo de nuestra interconexión con él.

Si negamos este dolor, entonces nos volvemos como neuronas bloqueadas y atrofiadas, despojadas del flujo vital, debilitando así al cuerpo mayor del cual tomamos nuestro ser. Pero si lo dejamos moverse a través nuestro, entonces afirmamos nuestro pertenecer; nuestra consciencia colectiva aumenta. Podemos abrirnos al dolor del mundo con la confianza que no nos puede hacer pedazos ni nos puede aislar, ya que no somos objetos que pueden quebrarse. Somos patrones elásticos dentro de la vasta red del conocimiento.

Habiendo sido condicionados a vernos como entes separados, competitivos y por lo tanto frágiles, toma práctica volver a aprender este tipo de elasticidad. Una buena forma de comenzar es practicar la simple franqueza, como en el ejercicio de “la respiración a través”, adaptado de una antigua meditación budista para el desarrollo de la compasión.


Cerrando los ojos, enfoca tu atención en la respiración. No trates de respirar en alguna forma especial, despacio o largo. Simplemente observa como ocurre la respiración hacia adentro y hacia afuera. Nota las sensaciones que la acompañan en las fosas nasales o en el labio superior, en el pecho o en el abdomen. Permanece pasivo y alerta, como un gato frente a una cueva de ratón

… …

Mientras observas la respiración, notas que ocurre por sí misma, sin tu voluntad, sin tu decisión de inhalar o exhalar cada vez … es como si fueras respirado – respirado por la vida … Igual que todo el mundo en este cuarto, en esta ciudad, en el planeta actual, es respirado, sostenido, en una vasta red respirante de vida.

… …

Ahora visualiza tu respiración como un chorro o un listón de aire pasando a través tuyo. Míralo fluir subiendo por la nariz, bajando por la tráquea y yendo hacia tus pulmones. Ahora de tus pulmones pásalo a través de tu corazón. Imagínalo fluir a través de tu corazón y hacia afuera, a través de una abertura, para reconectarse con la gran red de la vida. Deja que el flujo respiratorio, a medida que te atraviesa, se te figure como un lazo que forma parte de esa enorme red, conectándote con ella.

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Ahora abre tu consciencia al sufrimiento presente en el mundo. Baja todas las defensas y ábrete al conocimiento de ese sufrimiento. Déjalo que venga en forma tan concreta como puedas … imágenes concretas de tus prójimos con dolor y necesidades, con miedo y aislados, en prisiones, en hospitales, en edificios de apartamentos, en campamentos de hambre … no hay necesidad de tensarse por estas imágenes, están presentes en ti en virtud de nuestra interexistencia. Relájate y simplemente déjalas aflorar … las muchas e incontables dificultades de nuestros congéneres, y también de nuestros hermanos y hermanas animales, mientras cruzan a nado los mares y vuelan en el aire de este planeta enfermo … Ahora inhala el dolor, como gránulos oscuros en el chorro de aire, subiendo por la nariz, bajando por la tráquea, los pulmones y el corazón, y saliendo otra vez a la red mundial … no hagas nada con los gránulos por ahora, salvo dejarlos pasar a través de tu corazón.

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Asegúrate de que la corriente fluya a través tuyo y hacia afuera otra vez; no te agarres del dolor … entrégalo por ahora a los recursos curativos de la gran red vital.

… …

Podemos decir junto con Shantideva, el santo budista: “Deja que todas las tristezas maduren en mí”. Les ayudamos a madurar pasándolas a través de nuestros corazones … haciendo un abono bueno y sustancioso a partir de toda esa pena … de manera que podemos aprender de ella, enriqueciendo nuestro conocimiento mayor, colectivo …

Si no se originan imágenes o sentimientos y hay sólo inexpresividad, gris y entumecida, respírala a través. El propio entumecimiento es una parte muy real de nuestro mundo …

Y si lo que te aflora no es el dolor ajeno tanto como tu propio sufrimiento, entonces también respíralo a través. Tu propia angustia es una parte integral del dolor de nuestro mundo, y aflora con él

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Si sientes un dolor en el pecho, una presión en la caja torácica, como si el corazón se quebrara, está bien. Tu corazón no es un objeto que se pueda romper … Pero si ocurriera, dicen entonces que el corazón que se rompe puede contener al universo entero. Tu corazón es así de grande. Confía en él. Sigue respirando.

… …

Esta meditación dirigida sirve para introducir el proceso de la respiración a través, el cual, una vez que nos familiarizamos con él, se vuelve útil en muchas situaciones de la vida diaria que nos confrontan con información dolorosa. Al respirar a través las malas noticias, en vez de sujetarnos a ellas, podemos hacer que se fortalezca nuestro sentido de pertenencia en la gran red del ser.
Eli