"El templo del Señor es su gracia dentro de nuestro corazón, y el sacrificio es su amor por nosotros y es nuestro amor por él.
No hay más que un templo de Dios, es el corazón del hombre. Todo lo demás es como un disfraz que sólo contenta a los mediocres ciegos e incurables.
¿Cómo condenar a los que no oyen la verdad del Señor, cuando nos han sido precisos tantos esfuerzos para penetrar en el templo de Dios y tanto tiempo para descubrir su corazón viviente?
Buscamos las dos columnas del Templo y las tenemos ante nuestros ojos y al alcance de nuestras manos, pero nuestros corazones están oscurecidos por el pecado de la caída y la verdad de Dios se ha retirado en el pozo del abismo.
Separa lo que está unido y las tinieblas te harán ver el comienzo de la obra. Junta lo que está separado y la luz te conducirá al final de la obra divina, que es el sol glorioso.
Louis Cattiaux, El mensaje Reencontrado
Eli
No hay más que un templo de Dios, es el corazón del hombre. Todo lo demás es como un disfraz que sólo contenta a los mediocres ciegos e incurables.
¿Cómo condenar a los que no oyen la verdad del Señor, cuando nos han sido precisos tantos esfuerzos para penetrar en el templo de Dios y tanto tiempo para descubrir su corazón viviente?
Buscamos las dos columnas del Templo y las tenemos ante nuestros ojos y al alcance de nuestras manos, pero nuestros corazones están oscurecidos por el pecado de la caída y la verdad de Dios se ha retirado en el pozo del abismo.
Separa lo que está unido y las tinieblas te harán ver el comienzo de la obra. Junta lo que está separado y la luz te conducirá al final de la obra divina, que es el sol glorioso.
Louis Cattiaux, El mensaje Reencontrado
Eli
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